No es q no se pueda, es q no se debe porque interfiere con el radar del avión q usa radiofrecuencias para poder ubicarse en el espacio y ubicar a otros, en el momento del despegue y sobretodo del aterrizaje puede llegar a representar un problema...
Para una explicación más detallada, cito este magnífico artículo de AsíFunciona.com
Todo aquel que viaja o ha viajado en avión conoce la prohibición que tienen implantada las compañías aéreas de no utilizar los teléfonos móviles o celulares, e incluso exigen apagarlos, una vez que se traspasa la puerta de embarque del aeropuerto.
Esa medida no responde ni a un capricho, ni a una arbitrariedad de las compañías aéreas para obligar a los pasajeros a utilizar el teléfono de a bordo y cobrar por ese servicio, tal como comenta el actor Craig Sheffer cuando encarnando el papel del “héroe” Martin Messerman en la película “Miedo a volar” (Turbulence 2: Fear of Flying - 1999), trata de establecer comunicación con las autoridades en Tierra desde el compartimiento de carga de un avión de pasajeros secuestrado en pleno vuelo, utilizando para ello un teléfono móvil.
Es posible que en alguna oportunidad hayas notado que se produce un ruido o interferencia en algún radiorreceptor cercano cuando enciendes tu móvil o recibes alguna llamada. Es posible también que en algún momento hayas tratado de sintonizar la frecuencia de una estación de radio y se escuche también otra diferente, que interfiere a la que realmente quieres escuchar. Igualmente quizás hayas escuchado una interferencia en tu radiorreceptor cuando quisiste oír música y lo situaste junto al ordenador.
Pero bueno, ¿qué relación guarda todo eso con la prohibición de utilizar los teléfonos móviles o celulares en los aviones?
Pues bien, un teléfono móvil no es más que un pequeño transmisor inalámbrico o de radio, similar a un “walkie-talkie”, que emite señales de radiofrecuencia con una potencia superior a los 3 watt de salida. Todos los transmisores de radio, junto con las señales de alta frecuencia (o radiofrecuencia) tienden a emitir también señales de baja potencia en la banda de los sonidos armónicos. Esas señales pueden llegar a introducir distorsiones en otros equipos electrónicos, tal como ocurre con el ruido que el móvil o celular introduce en el receptor de radio cuando se enciende o cuando se recibe una llamada. Igualmente cuando una señal de radiofrecuencia se superpone a otra en la misma frecuencia de la estación de radio que queremos oír, la interfiere y no se entiende nada con claridad. Por su parte, el ordenador también posee circuitos que emiten ondas de radiofrecuencia que interfieren la banda de amplitud modulada de un radiorreceptor cuando lo colocamos muy cerca de éste.
En nuestra vida diaria en las ciudades y en los hogares las interferencias de los teléfonos móviles son inapreciables o sólo causan pequeñas molestias de interferencia en los radiorreceptores; sin embargo, en un avión sí pueden llegar a causar grandes problemas, incluso un desastre de incalculables consecuencias.
Todos los aviones modernos de pasajeros basan su control durante el despegue, tiempo de vuelo y aterrizaje, en el funcionamiento de diferentes dispositivos que envían y reciben constantemente señales de radio hacia y desde la Tierra, así como de un conjunto de satélites con los cuales mantiene también constante comunicación. Entre esos sofisticados dispositivos de control se encuentra un transmisor que envía ininterrumpidamente a las computadoras de ATC (Air Traffic Control / Control de Tráfico Aéreo) instaladas en los aeropuertos en Tierra, la posición que va llevando el avión, segundo a segundo, en cualquier punto donde éste se encuentre volando.
El lugar donde se halla el avión y la altura de vuelo, la controla el piloto por medio de un GPS diferencial (Sistema de Posicionamiento Global) que recibe señales constantes de radio de por lo menos cuatro satélites durante todo el tiempo que se mantiene en el aire. El radar que también lleva instalado el avión, constituye otro recurso radioelectrónico más para mantener informado a los pilotos de cualquier aeronave que vuele cerca de su trayectoria de vuelo y de las condiciones climatológicas reinantes. Y así sucesivamente ocurre con otros dispositivos que funcionan a diferentes frecuencias de radio, con la salvedad de que todos están concebidos y protegidos de forma tal que no se interfieren unos con los otros durante su funcionamiento en pleno vuelo, incluyendo el servicio telefónico de abordo y la conexión a Internet que se brindan como servicio adicional a los pasajeros.
Si durante el despegue, vuelo o aterrizaje mantenemos encendido el teléfono móvil sin utilizarlo o recibimos una llamada en el caso que exista cobertura para ello en el lugar y altura a la que se encuentre volando el avión, la señal de radio que emite el transmisor del teléfono móvil puede llegar a interferir alguno de los sofisticados dispositivos o instrumentos electrónicos de navegación.
Cuando el teléfono móvil se mantiene encendido, aunque no se utilice, produce los mismos efectos de una llamada, pues normalmente cada cierto período de tiempo su circuito electrónico envía ráfagas de datos por la antena, bien para tratar de no perder la cobertura, o bien para tratar de recuperarla cuando la ha perdido.
En el supuesto caso que durante el vuelo la computadora u ordenador de abordo que controla el rumbo del avión introdujera un error de cálculo y cambiara el rumbo verdadero que tiene fijado para llegar a su destino, el piloto o el copiloto tienen tiempo de percatarse del error e introducir las correcciones pertinentes para solucionar el problema, incluso si ese error se produce porque algún pasajero haya estado tratando de establecer una llamada o mantenga encendido su teléfono móvil.
Pero el peor momento para que se produzca una interferencia de ese tipo es durante el despegue y sobre todo cuando el avión se aproxima a la pista para efectuar la maniobra de aterrizaje. Si en el momento de aterrizar a un pasajero se le ocurre llamar a la casa para avisar que ya está llegando y se produce una interferencia en el altímetro que controla los metros que faltan para tocar tierra alterando la altura verdadera a que se encuentra de la pista, lo más probable es que ocurra un desastre y que ni ese pasajero, ni el resto de los que lo acompañan, lleguen a su destino.
Así las cosas, usar un celular en vuelo no es una tragedia griega pero si una imprudencia, antes de usarlo debes pensarlo dos veces.
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